No cualquier almohada es adecuada para todos, se debe considerar la postura que adoptamos al descansar para que cabeza y cuello tengan el alineamiento correcto. Aquí encontrarás la almohada que mejor responda a tus necesidades.
Necesitas una almohada firme y de grosor medio, para garantizar una alineación de cabeza, cuello y columna evitando una desviación de la columna vertebral y dolores cervicales.
Necesitas una almohada de una firmeza y grosor medio, para que la espalda se apoye correctamente evitando presiones en el cuello.
Necesitas una almohada blanda y delgada, para no obligar al cuello a inclinarse demasiado.
Ideal para quienes buscan un gran soporte para la cabeza y el cuello, este tipo de suavidad se adapta perfecto a éstas, entregando un descanso reponedor. La puedes encontrar en almohadas viscoelásticas y almohadas de gel.
Combina firmeza y suavidad al mismo tiempo, permitiendo adaptarse a cualquier postura al dormir. Encuéntrala en almohadas de plumas, viscoelásticas y látex.
Este tipo de suavidad es muy agradable al contacto con la cabeza y el cuello, adecuándose a todas las formas de dormir para un descanso reparador. La encuentras en almohadas de pluma, fibra y microfibra.
Con el tiempo y uso éstas experimentan un desgaste natural, perdiendo su firmeza y capacidad de adaptación inicial, siendo necesario renovarlas.
Un claro indicador del deterioro de una almohada es la incomodidad que ésta provoca. Es decir, si amaneces con dolores en tu cuello o molestias de cualquier tipo, ya es momento de pensar en renovarla.
La almohada debe gratificar y no ser un obstáculo al descanso adecuado, por lo tanto, siempre pregúntate si tu almohada sigue siendo cómoda.
Independiente que una persona prefiera una sensación de suavidad o de mayor firmeza, una almohada siempre debe entregar un soporte adecuado.
Esto es clave para mantener una correcta posición al dormir mediante la alineación de cabeza, cuello y hombros.
Si esto no ocurre, la almohada ya no facilitará un descanso adecuado y será el momento de renovarla.
Una almohada siempre tiene que estar en óptimas condiciones, el desgaste es fácilmente identificable.
Las siguientes razones son evidencias de que ha llegado el momento de renovarla:
Con el paso del tiempo las almohadas también sufren un desgaste natural que va haciendo variar sus características originales.
La vida útil se estima, dependiendo de la materialidad, el uso, la higiene y el cuidado que se les preste.